domingo, 13 de junio de 2010

61_ Rojo

El primer mes fue una mierda, Daniel. Todos los números dan en rojo. Arrancaste tu gestión para el orto. Estamos un 41% abajo en ventas con respecto al año pasado y un 58% abajo con respecto al budget. Miro la planilla de ventas y veo un solo color: Rojo; dijo casi gritando, Marcelo.
Daniel, estaba sentado en la espaciosa oficina de Marcelo, quien era el director del área que gerenciaba Daniel, el área de Retail de una importante multinacional, para ser más específicos.

Te avise Marcelo, que las cosas no iban a ser como el año pasado. Que no tenemos el producto suficiente para vender lo mismo que en el 2009 y que el presupuesto que armamos era demasiado alto; Qué armamos? El buque se empieza a hundir y vos empezás a hablar en plural?, dijo Marcelo desplomándose sobre uno de los hermosos sillones que tenía en su oficina. Daniel, comprendió que tenía que aprender a caminar solo, ya que a tan solo un mes de iniciada su gestión, quien lo había promovido a gerente y le prometió ayudarlo en todo lo que necesite, ya le había soltado la mano.
Marcelo dijo; Hoy tengo un conference call con Estados Unidos, y voy a tener que ponerme a explicar porque si el año pasado vendimos un 55% más que el budget, este año arrancamos tan abajo, tan en rojo. Todo en rojo, mirá esta planilla por Dios, todo está en rojo; Daniel miró la planilla y se sintió abatido. Marcelo continuó; Rojo por todos lados. Así no va, Daniel, así no va.
Daniel dio varias explicaciones, acerca de los resultados. A Marcelo no le importaron. El no quería ver números en rojo, y Daniel no conseguía pintarlos de otro color.
Andate por favor, y comenzá a cambiar esta situación porque no resiste un solo mes más así. No se qué decisión tendré que tomar ante los mismo números el mes que viene. Andate; Dijo Marcelo y le señaló a Daniel la salida de su oficina.
Mientras Daniel salía, escuchó a Marcelo decir otra vez; Rojo, todos los números en rojo.

Daniel, fue al baño. Por suerte estaba vacío. Se vió al espejo, y se sintió orgulloso del camino recorrido dentro de la compañía, donde se había iniciado como un simple cadete hace unos 8 años. Ahora era gerente. Recordaba hace 8 años verse al espejo y encontrarse con una sonrisa, esa sonrisa que hoy no estaba. Vió su cara cuadrada sin expresión. Quiso sonreír, pero al hacerlo, encontró manchas de alquitrán de tantos cigarrillos consumidos frente a interminables planillas de Excel. Se concentró en sus ojos, cansados de humo y computadoras, se encontraban rojos. Pequeñas líneas rojas, invadían el espacio blanco. Eran demasiadas. Sus ojos parecían inyectados en sangre. Decidió irse a su casa, a encontrarse con su esposa, su fiel compañera en los últimos 6 años. Estando con ella encontraba la paz necesaria para poder continuar viviendo. Estaba embarazada, de tan sólo dos meses. Con ella, donde sea, se sentía feliz.

Salió del baño, y se cruzó con un par de compañeras de la oficina: Ambas vestían una bufanda roja. La misma bufanda. Roja. Las saludó y siguió de largo en busca del ascensor. Tocó el botón. Prestó atención en lo rojo que era el mismo. Una vez que el ascensor llegó, el rojo del botón se extinguió. Aguardó de forma paciente que el ascensor lo deposite en planta baja, observando en la pantalla del ascensor, como los números bajaban. Esos números eran rojos.
Salió y saludó al guardia que vestía el uniforme de todos los días. Esta vez le prestó un poco más de atención y le pareció ridículo que le den por uniforme a un guardia de seguridad un gorro rojo. 
Ya en la calle, comenzó a caminar hacia la cochera. Pasó ante un kiosco, y se detuvo a comprar cigarrillos; Marlboro box, por favor; dijo con voz seca. Tomó el paquete y pagó con $20.- que le parecieron más rojos que de costumbre. Guardó el vuelto en su billetera y acomodó sus tarjetas de crédito del banco Río Santander. El rojo de las mismas le molesto la vista. Abrió el paquete de cigarrillos, concentrándose en la parte superior del atado: rojo.
Llegó al garaje, y se subió a su auto: Rojo. Prendió la radio y escuchó al locutor de su emisora favorita hacer chistes sobre el cantante del grupo RED. No se rió.
Salió. Un semáforo en rojo lo detuvo. Los chistes sobre el cantante del grupo Red, lo cansaron y cambió de emisora. Hablaban de fútbol. Daniel no le prestó mucha atención a lo que decían, pero de repente, mientras avanzaba y paraba en el próximo semáforo rojo, escuchó que el locutor hablaba de los “diablos rojos de Avellaneda”. Se sonrió. Pensó que todo era un broma de mal gusto y cambió de emisora, para escuchar que “habían detenido al jefe de de la barra brava de Argentinos Juniors”, prestó un poco mas de atención (ya que él era hincha de ese club) pero apagó la radio cuando dijeron: “que el Colo, así era conocido ese nefasto personaje del club de la paternal, había sido detenido a las 11 horas en las inmediaciones de la cancha de los Bichitos Colorados”.
Tardó 15 minutos en hacer 9 cuadras. No había tránsito, pero parecía que todos los semáforos, se ponían en rojo al ver llegar el auto rojo de Daniel. Por suerte subió a la autopista finalmente, donde no habría de encontrarse con ningún semáforo rojo. Manejaba rápido, pendiente de las luces rojas que avisaban que el auto de adelante frenaba.

Daniel pensaba: Rojo. Los números en rojo. Mi vida es roja. Todo esto es un desastre. No puede ser. Parece que todo lo que veo tiene que tener un tinte rojo. Qué me pasa? Empresa de mierda me está chupando la sangre. Sangre, roja.
Y siguió pensando en su sangre roja, hasta que bajó de la autopista y llegó a su casa. Estacionó el auto, en la cochera número 15, que desde hacía 25 años estaba pintada de rojo. A Daniel le llamó la atención que el color sea tan vívido, no entendía porque si los demás números de cocheras estaban gastados, e ilegibles, el 15 de la cochera de él era tan brilloso.

Salió a la calle, tenía que caminar tres cuadras hasta su casa. Una mujer pasó a su lado, y Daniel observó que sus labios estaban pintados en un rojo carmín insoportable. De repente, como si el rojo carmín del labial de la mujer se hubiese comenzado a derretir, todo lo que veía Daniel estaba teñido de rojo. Carteles, personas, animales, autos: Todo era rojo. Daniel comenzó a correr, comenzó a transpirar, pasó la mano por su frente y sintió la humedad del sudor en la misma. Mientras seguía corriendo, observó su mano y creyó que estaba sangrando, ya que tenía pequeñas gotas rojas en toda la superficie. Corrió más fuerte, golpeo personas rojas en su trayecto, todo era rojo.

Llegó a la puerta de su casa, y la abrió con la llave roja, subió los tres pisos por escalera, y se dio cuenta que de a poco el rojo se transformaba en un rosa pálido. Cuando llegó al tercer piso, hizo esfuerzos por encontrar algo rojo, pero todo tenía el color que debía tener: Piso beige, plantas verdes, pareces amarillas.
Buscó la llave ocre y abrió la puerta de su casa. Esperanza, su esposa, estaba cocinando. Cerró la puerta y fue a su búsqueda. La abrazó y la besó. Acarició la panza de ella. Esperanza no entendía que había pasado, no entendía porque su marido estaba tan afectuoso. Se alejó un poco de él, y observó que estaba todo transpirado.
Qué pasa amor?; preguntó Esperanza. Nada, amor, nada. Tuve un día de mierda, pero como siempre, toda la mierda se va cuando estoy con vos; dijo Daniel. Esperanza lo besó: Daniel le devolvió el beso y besó también su panza.
Andá a bañarte amor, mientras termino de cocinar así comemos y nos vamos a dormir que estás muy cansado; Dijo Esperanza.

Daniel, fue hasta su cuarto, y se quedó en ropa interior. Comenzó a ir hacia el baño, cuando apareció Esperanza y le dijo; Llegué cansada de trabajar, así que hice algo rápido amor, unos fideos; Daniel la miró desencajado, pensó en rojo, y le preguntó; Con tuco?
Esperanza contestó; No, amor… con pesto; y marchó rumbo a la cocina.

Con pesto, pensó Daniel. Verde. Verde Esperanza.

no importa quien soy

16 comentarios:

Lila Biscia dijo...

Hermoso.
Tan real como los estados del alma pueden traducirse al plano físico.
A medida que iba leyendo el rojo pensaba: que vaya y lo mate. Que lo mate a Marcelo, que mate a todos, que rompa las computadoras y que respire. Que choque el auto, que lo tire al río, que grite!
Después todo cambia. El amor tranquiliza, el amor seda, el amor da paz. Y el beso con la persona amada, las caricias, la voz...
Una hermosa mirada sobre eso.

Beso.

YESS dijo...

Que lindo que escribís che! Cuanto sentimiento, cómo me gusta.
Haces que me meta en la historia, y como Lilus, me daban ganas de que deje todo y que mate a Marcelo, que tire el auto!
Es cierto eso de que cuando llegas a casa todo debería desaparecer. Antes me pasaba.
Besos Niqs, maravilloso como siempre.

-º-º-º- Flor, La Negadora dijo...

Es asi!!! Cuando uno quiere ver todo el mundo NEGRO/Rojo lo consigue...

Hay que tomarse las cosas con otra filosofia, a los jefes les pagan para ser garcas. Por eso tienen plus de confidencialidad cuando los echan y gastos medicos pagos por un tiempo más.
Yo no quiero ser jefa en una empresa. Algun dia cuando me libere de la relacion de dependencia voy a ser Jefa en mi propio boliche!

Me encanto la parte del amor del Hogar, muy tierno!
Beso NIQS

Nick Risaro dijo...

Que bueno que es tener alguien en casa que nos saque todo lo malo, que transforme lo rojo en verde.

Muy buena historia, como siempre.

Abrazo

Clases Ableton Live Buenos Aires Argentina dijo...

Muy buena la historia. Ahora me arden los ojos jajaj

Pense que iba terminar con sangre roja al final pero supongo q supusistes q ibamos a suponer eso XD. Me gusto el final.... y tambien me gusta el pesto.

Abrazo de diente de leon moviendose con el viento

Unknown dijo...

Qué bien está puesto el signo de interrogación en la etiqueta.. en eso me quedo pensando al terminar de leer Rojo, una belleza de cuento corto.

Abrazo, estimado :)

licha dijo...

nota mental... no comprar un auto rojo...
los demás rojos no pueden evitarse

sunshine dijo...

Genial esta lectura!!
Creo que todos tenemos que buscar nuestro verde salvación en la vida, o verde esperanza, como en esta narración.
O, en el mejor de los casos, trabajar de algo que nos guste :) y que tenga poco rojo xD
Un beso che!
Ta´ lindo el blog! ;)

Lila Biscia dijo...

yo tengo esta duda: cuánto de Daniel hay en vos?

Lic_jasper dijo...

Son esos dobles momentos de vida con la que convivimos a diario. El rojo y el color al que ud quiera llamar, el ideal...
Mientras podamos mantenernos en el margen del color que queremos, sin traspasar el rojo que lo cotidiano del laburo, en este ejemplo, nos muestra, esta todo bien...
El problema es cuando pasamos ese margen y vivimos de rojo todo el tiempo.
Por otra parte, me sumo al comentario de Lila y agrego: cuanto hay de Daniel, en cada uno de nosotros, con el correr de los laburos y de la vida misma?

Siempre nos hace pensar, querido!!
Saludos

PD: Mi vida es puramente rojo, como el de Avellaneda!
;)

Mona Loca dijo...

Además, cromáticamente, el verde "mata" al rojo...son opuestos complementarios.


Me gustó mucho el cuento.
MUCHO.

besos

Damaduende dijo...

Muy linda la historia :)
Linda idea.
Es bueno saber que siempre queda la esperanza al final...

Anónimo dijo...

Muy bueno el cuento, el remate final me encantó! yo iba pensando salsa blanca, pero el verde, si, impecable.

Es notable como cuando una idea nos ataca nos fijamos solamente en eso, como a Daniel que lo persigue el rojo.

muy bueno.
un beso

solum dijo...

jaaaa! muerte a Marcelo y al sistema!!
Por momentos, tuve ganas de que Daniel se convirtiese en Michael Douglas en "Un día de furia" y rompa todo, jajaja
El uso del color rojo en las letras, hizo que el relato se me volviese, aún, más irritante, más desesperante.

Beso!

Dolo dijo...

Muy buenooo!!! Felicies vacances!! que relajes y disfrutes mucho. besoO!

no importa quien soy dijo...

Gracias!!!!!

Me alegra que les haya gustado!!!

Besos y abrazos según corresponda el género!