79_ Golpes.

Salí a caminar.
Una suave brisa fresca anunciaba la llegada del otoño, aunque el sol se resistía a irse al otro lado del mundo. Parecìa querer gritar: "Hey! Aún es verano!". No le di importancia a los gritos del sol. Desde cuando éste tiene otra función mas que la de calentar corazones e iluminar la vida?. ¡Habrase visto!

Pasé ante una peluquería.
El barbero cerraba ya las puertas, escapando de las tijeras y navajas. Antes que baje la totalidad de la persiana me detuve frente a la vidriera. Mis ojos pasaron el vidrio transparente, límpido, y fueron a buscar el espejo. Ahí estaba yo.
Miré los golpes de mi cara. Seguían ahí. Como siempre.
No habían crecido.
No habían aumentado su tamaño.
No habían cambiado de color.
La persiana se cerró definitivamente y seguí mi camino, no sin antes sonreirle al barbero. Me ignoró. Su cara estaba magullada.

Los golpes en mi rostro, no eran tan graves para mis 34 años. Aún podía mantener los ojos abiertos, y no necesitaba comer en pajita (o sorbete como le dicen ahora los políticamente correctos). Me faltan dientes, es verdad. Comer un turrón es imposible para mi, pero aún puedo darme el gusto de morder una buena tira de asado y saborear dulces chocolates.

Tengo varias heridas, por la zona de las orejas. El pelo las tapa. Pero están. También tengo marcas en los cachetes, cortadas las cejas y moretones violentos en la mandíbula. A pesar de ellas, y mis dientes "faltantes" no me puedo quejar.

Camino, sigo yirando sin sentido, y me prendo un pucho.

Al llegar a la avenida, ayudo a cruzar a un hombre que no veía. No... no estaba ciego. Sencillamente sus ojos estaban cerrados (y morados) por los golpes recibidos.

Comencé a prestarle atención a la cantidad de personas que no veían a causa de los golpes en sus ojos. Me di cuenta que los mismos atacaban a todos por igual. Jóvenes y viejos. Ricos y pobres.
A los golpes no les importa tu condición social. Te pegan. Lo mas gracioso es que no te pegan en la cara, sino que lo hacen en el alma, en el corazón, en el interior de tus tripas... pero al otro día, tu cara amanece abollada.
Depende la dureza del golpe, el tamaño y/o secuela que deja. Cuantos mas golpes recibas peor para tu cara.

Pasé frente a un quiosco de diarios y compré cualquiera al azar. El diariero, tenía profundos cortes en la cabeza. Su pelo intentaba disimular agujeros. No lo lograba.
En la tapa del diario, había una foto de nuestro presidente. Su rostro estaba desfigurado. Mas abajo, estaba la foto del goleador de uno de los equipos mas populares de fútbol. Sus ojos estaban herméticamente cerrados. Hacía goles por instinto. Eso lo hacía mas popular y glorioso.

Tener la cara golpeada, llena de moretones y hematomas, no te impide vivir. Algunos dicen que te hace mas fuerte. Mirá al presidente. Es irreconocible. Podría ser cualquiera, tantos golpes han dejado su rostro como una pieza de un museo de cera incendiado. Pero todos sabemos que es Él.
Para otros, demasiados golpes en el rostro, indica el final de sus días. No mueren por los golpes. Sino que se suicidan. No lo soportan.
Para mi son débiles. Son golpes. Seguís igual. Le metés para adelante y seguís.

Una vez vi a un cadáver. Era de una persona que se había suicidado, porque no aguantó los golpes. Apenas tenìa un par de golpes. Si! Un par... y ni siquiera eran importantes, apenas una marca en la ceja derecha y algo morado el mentón. Pero se tiró de un noveno piso, pensando que nunca podría contra esos golpes.  

Meto el diario en mi mochila, y sigo caminando. Observo que el sol ya se fue a calentar y alumbrar para otros pagos. 

Aburrido de tanto caminar, decido hablar con vos. Si, a vos.
Te preguntó: Te viste al espejo ultimamente? Cómo está tu cara? Cuántos golpes tiene? Si, esos de los que te hablaba. De esos que recibe el alma, y se reflejan en el rostro. Te viste al espejo?

Te ayudo a cruzar?

no importa quien soy