El flaquito de anteojos cerró la puerta del garaje donde guardaba su auto. Guardó la llave en el bolsillo de su jean. Comenzó a caminar lentamente. La puta que me parió, por ahorrarme $50 de mierda, tengo que caminar estas diez cuadras del orto para llegar a casa, soy un forro, el mes que viene lo dejo en el garaje que tengo enfrente, total $50- no me hacen más rico ni más pobre; pensaba el flaquito de anteojos mientras caminaba un poco asustado, si me permite el lector describir lo que sentía el flaquito de anteojos todos los días que caminaba esas diez cuadras que separaban el garaje de su morada, ya que eran alrededor de las 12 de la noche, y por esas cuadras no pasaba ni la muerte.
El de la gorra blanca, y el tatuado en la nuca se subían al colectivo 20. El chofer, decidió llevarlos gratis, después que el de la gorra blanca y el tatuado en la nuca, se subieran al colectivo gritando, no tengo monedas puto llevame; el chofer, entrado en años y como en una mala película de acción, estaba a dos días de jubilarse, no quiso problemas y los subió. El de la gorra blanca y el tatuado en la nuca, se bajaron por Pedro de Mendoza al 1500, República de La Boca.
Flaquito, flaquito… tenés hora? A vos, flaquito, al de anteojos… nos decís la hora?. El flaquito de anteojos, instintivamente al escuchar su descripción física, volteó su cara hacia la derecha, en dirección a la voz. Y si. Lo supo. Estaba liquidado. Quiso aparentar que no había escuchado, apuró el paso, pero su presentimiento se hizo realidad.
Pará, puto, no me escuchaste gil, gritó el tatuado en la nuca, decime la hora? Son las doce y cuarto, dijo el flaquito de anteojos.
Papi, ahora me escuchaste? Le dijo el tatuado en la nuca que a esa altura de la conversación, junto al de la gorra blanca, ya habían interceptado al flaquito de anteojos. A dónde vas, papi? A mi casa, respondió el flaquito de anteojos. Pobre, temblaba, su voz era un hilo tan agudo, que daba lástima escucharlo. Bueno, vamos a hacerla corta, papi; dijo el de la gorra blanca mientras sacaba un revolver de juguete, regalo que le había hecho el tío de un amigo a su hermanito menor. El flaquito de anteojos cuando vio el revólver, se sintió desmayar, también pudo sentir las gotas de sudor por su frente, pudo sentir la sal de las mismas, cuando llegaron arrastrándose hasta la comisura de sus labios. Pará, loco, pará… soy un laburante, no me afanen por favor, imploró el flaquito de anteojos. Y vos que te pensás que somos nosotros? Qué te pensás que somos actores y esto es una jodita para tinelli? Dale puto, damé todo. Había hablado, mientras revoleaba el revólver (revoleaba el revólver, bonita mezcla de palabras) por el aire, el de la gorra blanca; el tatuado en la nuca amenazó con pegarle una piña, hasta quien hace unos instantes era sólo un hombre ignoto que caminaba por la vida a las doce y cuarto de la noche. El flaquito de anteojos esquivó el amague.
Pedro de Mendoza, seguía vacía. Nadie. Sólo ellos tres, y sus sombras, pero éstas no cuentan ya que lo único que hacen las muy pavas es seguir a sus dueños hasta que la oscuridad las devore.
Dame todo puto!; Si tomá… acá tenés. Tomá, tomá el reloj, tomá la billetera. El tatuado en la nuca se puso el reloj en su muñeca izquierda, y abrió la billetera. Sacó $30. Con esto salís? La puta que te parió, $30!!!! No tenés nada mas acá adentro hijo de puta… y esto?; el tatuado en la nuca, sacó el carnet de socio de Dock Sud del flaquito de anteojos. Es que soy socio de Dock Sud… antes iba a la cancha, lo seguía a morir al Docke, pero con esto de la violencia no se puede ir mas, está re jodido; dijo el flaquito de anteojos. Si es verdad, los violentos están matando al fútbol, andá a la puta que te parió, boludo… nosotros somos de la barra del docke, no te vi nunca por ahí, seguro que vas a platea, no?. Si, iba, porque viste que dije que no iba mas… Uy loco, este pibe es del Docke, dijo el tatuado en la nuca interrumpiendo y mostrando un indicio de piedad, por nuestro pobre protagonista. Si, aunque sea devolveme los documentos, por favor. Si viejita, tomá, dijo el tatuado en la nuca entregándole la billetera. El flaquito de anteojos sacó a toda velocidad, documento, registro y papeles del auto, cuando iba a sacar la tarjeta de débito, el de la gorra blanca le arrebató la billetera y la guardó en el bolsillo del pantalón, Pará, pará que nosotros tenemos que comer y alimentar a la familia, vieja... abrí la mochila, que mierda tenés ahí?. El flaquito de anteojos vació el contenido en el piso, papeles y cuadernos cayeron, pero un ruido metálico alteró la paz de Pedro de Mendoza al 1500, era el celular. Me había olvidado que lo tenía en la mochila, la puta, dijo el flaquito de anteojos bastante mas tranquilo de lo que estaba cuando empezó esta historia. Pero que es está poronga? Se lo robaste a un nene del jardín de infantes, dijo el de la gorra blanca, ruborizándose ya que pensaba en su revólver… Y qué querés que haga? Es lo que me dio para comprar, no te lo llevés, que es una cagada…. Tiene mp3?, quiso saber el tatuado en la nuca. Si, es una mierda pero tiene mp3. Y qué escuchás? Quiso saber el de la gorra blanca, que a esta altura ya había guardado el revólver en la mochila del flaquito de anteojos y se la había colgado en el hombro izquierdo. Nada, tengo un poco de todo… escucho a Rata Blanca, me gusta el metal, el metal clásico mas que nada, y que sea nacional porque; Rata Blanca? Dijo el de la gorra blanca interrumpiendo al flaquito de anteojos, que si había algo que le gustaba era hablar de música; bien vieja, siguió, esos pibes tocaron en los bailes a los que iba loco, cuando era pendejo, buena onda, medio puto, pero buena onda… loco todo bien, pero me quedo con el celular; Al menos dejame sacarle el chip; imploró el flaquito de anteojos; Tomá, respondió el de la gorra blanca. El flaquito de anteojos, sacó la batería del celular con bastante esfuerzo, pero cuando fue por el chip, la batalla fue tremenda, pensó que sus dedos iban a sangrar de la fuerza que estaba haciendo para sacar el chip que estaba debajo de esa armazón de metal en miniatura… pero tenés la fuerza de un canario, la puta que te parió; le dijo el de la gorra blanca. Tomá, llévatelo así, si es una mierda; enojado, pero no por perder su celular sino porque sintió que había perdido la guerra contra el pedazo de metal que cubría el chip…
Bueno, loco, me da no se que haberte choreado, pero vos viste como es esto, no? Es jodido, no hay laburo, la calle está jodida, dijo el de la gorra blanca; No todo bien, si es así, que le vamos a hacer, me tocó y me tocó, al menos no es para frula?; preguntó el flaquito de anteojos. Un poco de merca, dijo el tatuado en la nuca, por suerte en el paco no entramos y no vamos a entrar, agregó el de la gorra blanca. Pero y donde compran la merca? En la villa? Pero ahí se la cortan con aspirina, bueno que se yo… es su vida, yo fumo; dijo el flaquito de anteojos sacando del bolsillo de su jean un atado de cigarrillos. Sacó uno y lo prendió. Muchachos?; convidó. No loco, eso te mata, respirás veneno. Mi viejo se fue por el pucho, loco se murió mal, no loco, no fumamos nosotros; dijo el del tatuaje en la nuca; No fuman pero toman merca cortada con mierda, déjense de joder!, dijo el flaquito de anteojos. Rieron los tres. Rieron fuerte.
Che te acompañamos lo que falte para donde vayas; No, todo bien, son dos cuadras; No en serio, vamos; No loco, dejá; Pará, no pensés cualquiera, ya está, no vamos a meternos en tu casa, todo bien, sos hincha del Docke, como nosotros; dijo el de la gorra blanca; te acompañamos para que no te afanen, dijo el del tatuaje en la nuca, y volvieron a reírse.
Llegaron al edificio del flaquito de anteojos, como no podía ser de otra manera, hablaron de fútbol durante la caminata, hablaron del Docke; Lo que pasa es que falta huevo, no sienten la camiseta esos putos, pero si pierden otro partido van a sentir ésta; había dicho el de la gorra blanca, y cuando pronunciaba esas palabras se había tomado sus partes. El flaquito de anteojos festejó la gracia.
Bueno, loco, acá vivo; los dejo, pero antes no me podés devolver la billetera que es un recuerdo de una novia que tuve; dijo el flaquito de anteojos. Y qué pasó? Quiso saber el del tatuaje en la nuca. Nada, se encamó con otro; dijo el flaquito de anteojos. Puta de mierda, todas las minas son unas putas de mierda; loco no te devuelvo una verga esta billetera, me la llevo, es una señal esto que te pasó, es una señal, tenías que dejar esta billetera de alguna forma, nosotros fuimos enviados de dios, loco, diosito nos mandó a salvarte loco. No te la devuelvo ni mierda. Empezá tu vida otra vez, cógetelas a todas; gritó el del tatuaje en la nuca. Tenés razón, a la mierda la billetera, dijo el flaquito de anteojos, metiendo la llave en la cerradura de la puerta del edificio. Bueno, loco, nos vemos, esperemos que en la cancha del Docke, pero vení a la popu, puto; dijo el de la gorra blanca mientras se daba vuelta, junto con el del tatuaje en la nuca para emprender la retirada. El flaquito de anteojos, al verlos irse gritó; 8935. Qué? Dijo el del tatuaje en la nuca. 8935 es la clave de la tarjeta de débito; creo que quedan treinta mangos mas. Acuérdense 8935. Gracia viejita, en serio gracias vieja, emocionado hablaba el del tatuaje en la nuca. Todo bien, dijo casi cerrando la puerta del edificio el flaquito con anteojos. Pará, loco, pará, cómo te llamás? Así si te vemos en la platea, porque a la popu no vas a venir, putito, te pegamos el grito; cómo te llamás? Quiso saber el de gorra blanca. No, dejá, no importa quien soy; dijo cerrando la puerta del edificio el flaquito de anteojos, y comenzó a caminar hacia los ascensores que lo depositarían en el noveno piso, sin mirar atrás. El de la gorra blanca y el del tatuaje en la nuca, lo vieron irse, y decidieron ir a comprar merca, pero de la buena, no de la mierda que le vendían en la villa, donde solían comprar.
Los tres desaparecieron, como así también sus sombras, pero éstas no cuentan, ya que lo único que hacen las muy pavas es seguir a sus dueños hasta que la oscuridad las devore.
no importa quien soy.
Desde pequeño que me hago esta pregunta. Aún nadie me la supo responder. Cierta vez me dijeron que buscara en mi "yo interior"; así que me hice filmar en una operación a corazón abierto que me hicieron el año pasado, pero no encontré nada. Para qué vivo? Para qué vine a este mundo? Por qué si me angustia el vivir no me quiero morir? Por qué me irritan tantas cosas, en este deporte que se llama "vivir"? Hay tantos ¿por qué?, que no se por donde empezar. Mejor, empiezo escribiendo un blog...
miércoles, 21 de octubre de 2009
27_ De comas y puntos. De punto y coma y demás historias. Dock Sud & rarezas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
19 comentarios:
Que buena historia...!!! Ante ellas actuo como la oscuridad, me las devoro!!! :P
Esta historia me hace acordar al cagazo que tengo esos 5 minutos en que llego a casa a las 12 de la noche (después de la facu) y tengo que entrar... miro para todos lados, maquino pavadas... y si, no soy nada valiente.
Ahora, que loco no? Las relaciones humanas son como una caja de bombones...
Sr, le mando un besote enorme, y un saludo al flaquito de anteojos, que me cayó re simpatico :)
Ohhh!! De nuevo PRIIIIII ¡! Oh siiiii!!! :P
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEXXXXCELEEENTE!! :D Muy bueno chabon! Ahora entiendo lo del nombre de tu perfil, jaja que loco, muuuuuy bueno!
Me saco el sombrero!
Impecable!
Me gustó el flaquito de anteojos y me terninaron dando pena los otros dos... una historia común en nuestro país, ojalá la mayoría de los robos tuvieran finales así.
Saluditos.
muy buena la historia.... no sé porque se le siente algo como que es muy cotidiano.... por un momento me dio miedo que se mandaran para arriba con él.
un beso
Que bueno... te felicito por tu talento, realmente lo haces muy bien, escribir digo.
Genial...
Me pasa algo similar con los chicos de los semáforos, porque todos los días hago exactemente el mismo camino a la misma hora, ya me conocen y estamos por formalizar nuestra relación. Definitivamente.
andreita:
Si, las relaciones humanas son como una caja de bombones, nunca sabés lo que te va a tocar... decía Forrest, Forrest Gump, mientras esperaba el colectivo.
beso!
me case con la lluvia:
Gracias, y ponete el sombrero otra vez por favor.
flor deshilvanada:
Gracias!
si, lamentablemente es una historia común. Es una patada al estómago nuestra realidad.
madrina del blog:
tranquila, los pibes evidentemente no eran malos... no iban a subir, eran del docke, como el flaquito de anteojos.
la huida:
Gracias! Me pongo un poco colorado. Me alegra que te haya gustcado la historia.
Es lindo recibir un elogio, aunque sea de un desconocido, levanta un poco el ego... y el mío viene por el piso, ultimamente parece que no hago nada bien; es bueno saber que a vos te gusto.
Gracias!
Además de decirte que lo que contaste es genial! quiero agradecer tu comentario en mi blog que fue de lo mas atinado.
No sé si porque te pasó lo mismo o porque conocés a mi viejo jajaj.
Te mando besos y abracitos.
muack
Blonda: Gracias!
no, no lo conozco. Pero si querés te presento al mío. Sólo hay que buscarlo, por algún lado debe andar!
Muy buena la historia. Felicitaciones.
Y las sombras pueden ser muy pavas, pero terminan siendo personajes del cuento... hasta que la oscuridad se las devora.
Gonz@lo:
Gracias!
las sombras son pavas, y traicioneras.
Muy buena historia. Menos mal que los pibes eran del docke también, mirá si eran de la contra... no tengo idea quienes son esos... pero seguro que el flaquito si sabía y la iba a pasar feo.
Yo por eso no tengo auto (?)
este cometario se anula por ser el número 17:
http://comosevivelavida.blogspot.com/2009/08/xvii-numero-maldito.html
Esperé un posteo pero quedó virgen el numerito.... así que, fue!
Nick:
me diste una idea, para hacer el lado B de la historia, tengo que trabajar en eso y además buscar el clásico de Dock Sud, que no tengo ni idea quien es!!!!!
Si hago el lado B, prometo citar que ese relato salió en base a un comentario tuyo!
Y si hacés el lado B y decís que lo inspiró mi comentario yo te lo voy a agradecer.
Ahora que ya sabemos lo que va a pasar podés ahorrarte el post. o hacerlo a sabiendas de lo que va a pasar jajaj
Publicar un comentario